lunes, 11 de marzo de 2013

Una alimentación saludable para el corazón aumenta la utilidad de los fármacos en la prevención secundaria de las ECV



7 DE DICIEMBRE DE 2012 

(Artículo original en inglés, heartwire; 3 dic. 2012) Hamilton, Canadá 

 Una alimentación de gran calidad saludable para el corazón se acompañó de menos riesgo de complicaciones cardiovasculares recidivantes en pacientes que ya tenían enfermedades cardiovasculares o diabetes, muestra un nuevo análisis de los estudios ONTARGET yTRANSCEND [1]. Estos hallazgos son aplicables a un nivel global en los 40 países que participaron en los estudios y demostraron que la utilidad de una nutrición satisfactoria aumentaba los efectos protectores de la medicación.

«Nuestro principal hallazgo fue que una alimentación saludable para el corazón — rica en frutas, verduras, frutos secos, granos integrales y pescado — reducía en grado importante la posibilidad de un segundo infarto de miocardio o de accidente cerebrovascular o muerte», dijo a heartwire la autora principal, Dra. Mahsid Dehghan (McMaster University, Hamilton, Canadá). Afirmó que el consumo de tal alimentación redujo 35% el riesgo relativo de muerte cardiovascular, 14% el de infarto de miocardio, 19% el de accidente cerebrovascular y 28% el de insuficiencia cardiaca congestiva (ICC), en comparación con quienes consumían la dieta más deficiente.
Nuestro principal hallazgo fue que una alimentación saludable para el corazón — rica en frutas, verduras, frutos secos, granos integrales y pescado —reduce en grado importante la posibilidad de un segundo infarto de miocardio o accidente cerebrovascular o muerte.
«Esto significa que el tipo de alimentación tiene una enorme repercusión como factor protector. En ocasiones las personas que tienen un antecedente de enfermedades cardiovasculares toman medicamentos y consideran que éstos ya están resolviendo el problema. Sin embargo, si se toma la medicación, se obtendrá más beneficio con una alimentación saludable. Protegerá más», resaltó Dehghan. También es importante que los médicos comprendan y transmitan este mensaje a sus pacientes, dijo. «Estas personas tienen alto riesgo. Los médicos debieran alentar a los pacientes con alto riesgo para que mejoren su alimentación. Las personas tomarán esto con más seriedad si se los comunica su médico».

Al pedirle sus comentarios sobre los hallazgos, el Dr. Robert Eckel (University of Colorado, Denver), quien no participó en esta investigación, dijo a heartwire: «Esta es la clase de evidencia que necesitamos; es increíblemente alentadora. He estado hoy día en la clínica y no saben cuántas veces he resaltado a los pacientes la importancia de una alimentación saludable para el corazón. Es importante documentar lo que hemos creído por mucho tiempo y podemos utilizar esto para influir en los cardiólogos y en otros profesionales de la salud, incluidos los médicos de atención primaria. Un médico debiera invertir tres minutos con un paciente valorando su estilo de vida, y esta nueva investigación añade credibilidad a esta recomendación».
Sin embargo, también resaltó Eckel, el estudio no fue concebido específicamente para abordar esta cuestión: «Es un análisis retrospectivo, con todas las limitaciones inherentes a ello, pero no obstante realmente estoy satisfecho con los resultados».
Gaynor Bussell, una portavoz de la British Dietetic Association, estuvo de acuerdo. «Esto no me sorprende, respalda lo que ya sabemos y reafirma lo que hemos estado diciendo -nunca es demasiado tarde lograr mejoras en la alimentación y en el estilo de vida, independientemente de que ya se padezcan trastornos o de que se tenga más de 80 u 90 años de edad».

Primer estudio sobre el efecto protector de una dieta satisfactoria en la prevención secundaria

Dehghan y sus colaboradores valoraron las dietas de 31.546 hombres y mujeres con un promedio de 67 años de edad, incorporados en dos estudios paralelos, internacionales, aleatorizados y de doble ciego en que se valoraron los efectos de los antihipertensivos telmisartánramipril o su combinación (ONTARGET) o telmisartán frente a placebo (TRANSCEND) en 733 centros de 40 países con ingresos medianos y altos.
En este análisis nutricional se valoraron al inicio los tipos de alimentación utilizando el formato breve del cuestionario de frecuencia de alimentos (FFQ) que comprende 20 preguntas sobre hábitos alimenticios en los últimos 12 meses. Una alimentación «saludable» constó de una considerable ingesta de frutas, verduras, granos integrales, frutos secos y pescado en relación con carne y huevo. Dehghan reconoce que esta es una «medida aproximada» de la ingesta de alimento, pero «consideramos que las personas no cambian su alimentación a menudo y el FFQ se ha validado satisfactoriamente», señaló.
Luego utilizaron dos índices para valorar la calidad de la alimentación basándose en los FFQ: la Calificación del Riesgo de la Alimentación y el Índice de Alimentación Alternativa Saludable (AHEI). La relación entre la calidad de la alimentación y el criterio principal de valoración compuesto, consistente en muerte por causas cardiovasculares, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o ICC, se valoró utilizando la regresión de riesgos proporcionales de Cox, ajustada con respecto a edad, género sexual, asignación de la incorporación en el estudio, región y otros factores de confusión conocidos.
Los pacientes de los quintiles más saludables del AHEI modificado tuvieron un riesgo significativamente más bajo de ECV (cociente de riesgos instantáneos: 0,78; quintil más alto frente a más bajo).
«La relación protectora fue uniforme independientemente de que los pacientes recibiesen los fármacos comprobados», observan Dehghan y sus colaboradores.
«Hasta donde sabemos, este es el primer estudio en comunicar la repercusión protectora de la alimentación saludable sobre la muerte por causas cardiovasculares, nuevos episodios de IM, accidente cerebrovascular e ICC en pacientes que toman los fármacos en el contexto de la prevención secundaria» añaden. Y si bien reconocen las limitaciones de esta clase de análisis, «estos datos señalan que se podría evitar por lo menos una recidiva del 20% de las ECV si se cumpliese una alimentación saludable», observan.

Hallazgo clave de que los efectos complementan a la medicación

Esto demuestra que la alimentación de tipo mediterráneo nunca fallará.
Bussell dijo que la magnitud del efecto aditivo de la alimentación más la medicación es un hallazgo clave de esta nueva investigación. «Los pacientes ya estaban recibiendo medicación óptima y sin embargo todavía obtenían esta protección adicional. Trato a muchas personas que reciben estatinas y que dicen «no tengo por qué preocuparme de la mantequilla y la crema, las pastillas lo están haciendo por mí». Esto nos proporciona evidencia científica indicativa de que se puede contribuir de otro modo adicional y para mí esto es muy satisfactorio».
Y Dehghan resalta que la ventaja de una alimentación de gran calidad se documentó en países de todas las regiones del mundo; ella y sus colaboradores están trabajando ahora en individualizar los planes de alimentación saludable para diferentes poblaciones en diversos países.
Bussell dice que esta es una buena idea. «Lamentablemente casi todos los países están adoptando una alimentación de tipo occidental. Esto demuestra que la alimentación de tipo mediterráneo nunca nos falla".

Referencia
  1. Dehghan M, Mente A, Teo KK, et al. Relationship between healthy diet and risk of CVD among patients on drug therapies for secondary prevention. A prospective cohort study of 31536 high-risk individuals from 40 countries. Circulation 2012; DOI:10.1161/CIRCULATIONAHA.112.103234. Disponible en: http://circ.ahajournals.org.

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