(Artículo original en inglés, heartwire; 21 nov. 2012) Durham, EE UU
— La pérdida del empleo conlleva un riesgo de IM similar a los de la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo, señala un nuevo estudio [1]. Además, al parecer el efecto está claramente relacionado con la «dosis», es decir, el riesgo de IM aumenta con la pérdida de cada empleo adicional.
El estudio, publicado el 19 de noviembre de 2012 en la versión en línea de Archives of Internal Medicine, fue realizado por el Dr. Matthew Dupre (Duke University, Durham, NC, EE UU).
Dupre dijo a heartwire que este estudio era más detallado que la investigación previa en torno al desempleo y el riesgo de cardiopatía y que a su entender es el primero en analizar el efecto acumulado de las múltiples dimensiones del desempleo sobre el riesgo de infarto de miocardio.
Resulta interesante que el efecto del desempleo sobre el riesgo de IM fuese más notable en el primer año después de ocurrida la pérdida del empleo, lo que indica que el riesgo está vinculado con el suceso en concreto, más que con factores a largo plazo.
Dupre comentó a heartwire: «Al parecer la transición en sí es lo más peligroso. Consideramos que el riesgo de IM probablemente es causado por el estrés que representa perder el empleo. Sin embargo, hay muchos otros factores que entran en juego, como los cambios en la alimentación y el sueño, el tabaquismo creciente y la pérdida de control de otros factores de riesgo, como diabetes e hipertensión, ya que las personas quedan en un estado caótico. Por tanto, recomendamos a los médicos que adopten una postura más vigilante de la salud en los pacientes que recientemente han perdido su empleo».
Los investigadores analizaron los datos del Health and Retirement Study (HRS), una muestra nacionalmente representativa de población de adultos estadounidenses mayores (más de 50 años). La muestra para el estudio actual comprendió 13.451 personas de 51 a 75 años de edad al inicio que comunicaron haber tenido alguna vez trabajo. Se les realizó entrevistas cada dos años, las cuales consistieron en preguntas detalladas sobre los antecedentes de trabajo, así como información relativa a la salud y factores socioeconómicos; se les efectuó un seguimiento prospectivo durante un periodo de 18 años. Los pacientes que habían tenido un infarto de miocardio antes del inicio fueron excluidos. Los resultados demostraron que hubo 1.061 episodios de IMA (7,9%) durante el periodo de seguimiento. Entre los participantes, 14% eran desempleados al inicio, 70% habían perdido uno o más empleos y 35% había tenido periodos de desempleo.
Los modelos multifactoriales mostraron que el riesgo de IM era significativamente más alto en los desempleados y que el riesgo aumentaba con la pérdida de cada empleo.
Riesgo de IM según los antecedentes de desempleo y el número creciente de trabajos perdidos
CRI (IC del 95%) | |
Antecedentes de desempleo | 1,35 (1,10-1,66) |
Pérdida de un trabajo | 1,22 (1,04-1,42) |
Pérdida de dos trabajos | 1,27 (1,05-1,54) |
Pérdida de tres trabajos | 1,52 (1,22-1,90) |
Pérdida de cuatro trabajos | 1,63 (1,29-2,07) |
CRI, cociente de riesgos instantáneos
Aunque el riesgo de IMA fue máximo durante el primer año después de la pérdida del trabajo, la situación de desempleo, el número acumulado de trabajos perdidos y el tiempo de desempleo acumulado fueron variables que se relacionaron de manera independiente con un incremento del riesgo de IM, aun después del ajuste con respecto a factores de riesgo sociodemográficos, socioeconómicos, conductuales, psicológicos y clínicos.
El tipo de trabajo no tuvo ningún efecto sobre los hallazgos; la pérdida voluntaria del empleo, como la jubilación, no se relacionó con ningún incremento del riesgo de IM.
Señalando que no está claro el mecanismo exacto inherente a esta interrelación — aunque al parecer tiene que ver con el estrés — los investigadores señalan que los estudios futuros debieran considerar si otros factores relacionados con el trabajo, tales como empleo de temporada, desempleo, múltiples trabajos o exigencias familiares, pueden ser fuentes de inestabilidad del empleo, de tensión y de un incremento de los episodios cardiovasculares.
«Siguen aumentando las tasas de inestabilidad en el trabajo y el desempleo alcanza a las personas que se acercan a sus 40 años de edad… y todavía se desconocen los costos cardiovasculares de las pérdidas repetidas de trabajo en cohortes más jóvenes», añaden.
En un editorial concomitante [2], el Dr. William Gallo (City University of New York, NY), señala que los factores estresantes implícitos en la pérdida de trabajo «son demasiados y están muy entremezclados para enumerarse y describirse», lo cual vuelve extremadamente difícil la identificación de los mecanismos que vinculan la pérdida del empleo a los problemas de salud.
Termina diciendo que: «La próxima generación de estudios debiera identificar los mecanismos plausibles que conducen de la pérdida del trabajo a la enfermedad de manera que puedan formularse y dirigirse intervenciones no laborales a los individuos más vulnerables».
Referencias
- Dupre ME, George LK, Liu G, Peterson ED. The cumulative effect of unemployment on risks for acute myocardial infarction. Arch Intern Med 2012; DOI:10.1001/2013.jamainternmed.447. Disponible en: http://archinte.jamanetwork.com/journal.aspx.
- Gallo WT. Evolution of research on the effect of unemployment on acute myocardial infarction risk. Arch Intern Med 2012; DOI:10.1001/jamainternmed.2013.1835. Disponible en: http://archinte.jamanetwork.com/journal.aspx.
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