NEUROPATÍA DIABÉTICA:
Neuropatía autonómica: La neuropatía autonómica se produce por la lesión de los nervios que controlan las estructuras del organismo que regulan funciones como la tensión arterial, el ritmo cardiaco, el vaciado intestinal y vesical y la digestión. Se produce un pinzamiento nervioso y dependiendo del nervio afectado así será la molestia Séptimo nervio: parálisis facial y riesgo de úlcera de córnea; Tercer nervio: ojo cerrado; Sexto nervio: pupila dirigida a la nariz; Túnel carpiano. Mononeuropatía: Amiotrofia: atrofia muscular. Radiculopatía: enfermedad de las raíces nerviosas.
La forma más común de neuropatía en personas con diabetes es la neuropatía motriz sensorial periférica. Tal y como su nombre indica, afecta a las extremidades periféricas del organismo.
La prevalencia de neuropatía periférica depende en gran modo de la sensibilidad de la prueba realizada. Sin embargo, por lo general se acepta que con las pruebas habituales de cabecera, aproximadamente el 50% de las personas tendrá neuropatía tras 15 años con diabetes.
Los nervios largos de los pies y las manos se ven afectados en lo que se conoce vulgarmente como “distribución en guante y calcetín”. Cuando la neuropatía ha llegado a las rodillas, suele empezar a afectar a las manos.
A diferencia de la enfermedad vascular periférica, que puede afectar tan sólo a una extremidad, la neuropatía afecta a ambos pies, con síntomas bastante parecidos en ambas extremidades. Si los síntomas son muy diferentes, debería considerarse la posibilidad de que los síntomas tengan otras causas, como lesiones de espalda.
La enfermedad del pie diabético es causa principal de morbilidad y mortalidad en personas con diabetes. Representa una gran proporción de los costos por diabetes y es la causa de la mayoría de los ingresos hospitalarios de origen diabético.
Los dos factores principales que hacen que un pie sea de alto riesgo son:
1. La neuropatía periférica – lesiones de los nervios que van a las extremidades inferiores y a las manos.
2. Enfermedad vascular periférica, que afecta a los grandes vasos de las extremidades inferiores.
En la mayoría de los casos, coexiste una combinación de neuropatía periférica y enfermedad vascular periférica.
Aunque la diabetes es la causa más común de amputación no originada por un traumatismo, ésta no debería considerarse como una consecuencia inevitable de la diabetes. Muchos casos se pueden prevenir mediante la detección precoz y el tratamiento rápido y adecuado por parte de un equipo multidisciplinar preparado.
hay varios factores de riesgo que hacen que una persona sea más propensa a desarrollar neuropatía autonómica.
Cuanto peor sea el control glucémico, y mayor la duración de la diabetes, mayor será el riesgo de desarrollar problemas del pie.
Éstos son los dos factores de riesgo más importantes:
• Cuanto mayor sea la persona, mayor será el riesgo.
• Es interesante que, cuanto más alta sea la persona, mayores serán sus probabilidades de desarrollar neuropatía. La explicación parece ser el hecho que las partes más distales del nervio se lesionan antes.
Es importante observar que hay dos síndromes distintos de neuropatía periférica: el doloroso y el indoloro (insensible).
Los síntomas de la neuropatía dolorosa son adormecimiento, quemazón, alfileres y agujas, así como un dolor que puede llegar a ser insoportable, preocupante y difícil de tratar satisfactoriamente. Estos síntomas se producen bilateralmente y tienden a empeorar durante la noche.
La mayoría de personas con neuropatía, sin embargo, no experimenta ningún síntoma, a pesar de estar considerablemente enfermas. Estas personas tienen más probabilidades de desarrollar problemas, porque no son conscientes de sus pies, al haber perdido la sensación de dolor.
Sin embargo, en el pie insensible, la sensación de dolor está ausente. Esto produce una importante cantidad de daños; las personas ignoran por completo lo que sucede hasta que notan sangre o inflamación.
Además de afectar a los nervios sensoriales, la neuropatía periférica afecta a los nervios motores del pie.
Esto provoca debilidad en los músculos intrínsecos del pie, generando contracción muscular y dedos en garra.
Cuando se produce un aumento de la presión y aparecen molestias, las personas con sensibilidad normal cambian su forma de andar.
Las personas con neuropatía no sienten dolor y siguen caminando de la misma manera.
Esto genera una acumulación de callos en la zona de máxima presión. Con el tiempo, estos callos duros y localizados pueden hacer que el tejido subyacente se rompa y se formen úlceras.
Como medida preventiva, deberían eliminarse todos los callos.
Es especialmente importante observar que los callos sangrantes son síntoma de una posible ulceración y deberían eliminarse de inmediato.
Cuando la neuropatía periférica es importante, va acompañada de lesiones del sistema nervioso autonómico.
Normalmente, los pies sudan, manteniendo la piel hidratada y flexible. En la neuropatía autonómica, las personas pierden su capacidad de sudar, la piel se seca y se agrieta.
Estas grietas suelen servir de puerta a las infecciones.
La artropatía de Charcot es una afección que está asociada con la neuropatía periférica terminal.
Mientras que la patogénesis de esta afección sigue bajo debate, una explicación razonable es que con la aparición de la neuropatía autonómica se produce un “cortocircuito” (anastosmosis) entre las arterias y las venas.
Esto genera un aumento del flujo sanguíneo hacia el pie, de ahí el término “pie neuropático caliente”. Este aumento del flujo sanguíneo provoca la desmineralización de los huesos, lo que los vuelve blandos y débiles.
Las personas sin sensibilidad pueden lesionarse fácilmente estos huesos debilitados, generando dislocaciones y/o fracturas.
Las personas no sienten dolor y siguen caminando sobre el pie lesionado, haciendo que la arquitectura ósea del pie colapse.
Esta afección suele diagnosticarse erróneamente como gota, artritis séptica u osteomielitis. Una buena regla es que, si la persona tiene el pie hinchado y caliente unilateralmente, sin un portal obvio para las infecciones, deberemos plantearnos la posibilidad de que sea artropatía de Charcot.
El objetivo del tratamiento es contener la deformación del pie de modo que la persona pueda llevar calzado normal. Por lo tanto, si encuentra a una persona con el pie hinchado y caliente unilateralmente y se han excluido otras causas como gota, artritis séptica o infección, la persona debería dejar de cargar peso sobre el pie.
Esto exige que el pie se coloque dentro de una férula de contacto total, que podría ser necesario mantener en su sitio (con varios cambios para adaptarse a la reducción de la hinchazón) durante muchos meses.
Si se detectan y se tratan a tiempo, gran parte de las deformidades observadas en el pie de Charcot crónico se pueden reducir. Si, sin embargo, el pie está bastante deforme, a veces se puede realizar una cirugía ortopédica para reducir la prominencia de los huesos, que es una fuente de gran presión y genera ulceraciones.
Neuropatía autonómica: La neuropatía autonómica se produce por la lesión de los nervios que controlan las estructuras del organismo que regulan funciones como la tensión arterial, el ritmo cardiaco, el vaciado intestinal y vesical y la digestión. Se produce un pinzamiento nervioso y dependiendo del nervio afectado así será la molestia Séptimo nervio: parálisis facial y riesgo de úlcera de córnea; Tercer nervio: ojo cerrado; Sexto nervio: pupila dirigida a la nariz; Túnel carpiano. Mononeuropatía: Amiotrofia: atrofia muscular. Radiculopatía: enfermedad de las raíces nerviosas.
La forma más común de neuropatía en personas con diabetes es la neuropatía motriz sensorial periférica. Tal y como su nombre indica, afecta a las extremidades periféricas del organismo.
La prevalencia de neuropatía periférica depende en gran modo de la sensibilidad de la prueba realizada. Sin embargo, por lo general se acepta que con las pruebas habituales de cabecera, aproximadamente el 50% de las personas tendrá neuropatía tras 15 años con diabetes.
Los nervios largos de los pies y las manos se ven afectados en lo que se conoce vulgarmente como “distribución en guante y calcetín”. Cuando la neuropatía ha llegado a las rodillas, suele empezar a afectar a las manos.
A diferencia de la enfermedad vascular periférica, que puede afectar tan sólo a una extremidad, la neuropatía afecta a ambos pies, con síntomas bastante parecidos en ambas extremidades. Si los síntomas son muy diferentes, debería considerarse la posibilidad de que los síntomas tengan otras causas, como lesiones de espalda.
La enfermedad del pie diabético es causa principal de morbilidad y mortalidad en personas con diabetes. Representa una gran proporción de los costos por diabetes y es la causa de la mayoría de los ingresos hospitalarios de origen diabético.
Los dos factores principales que hacen que un pie sea de alto riesgo son:
1. La neuropatía periférica – lesiones de los nervios que van a las extremidades inferiores y a las manos.
2. Enfermedad vascular periférica, que afecta a los grandes vasos de las extremidades inferiores.
En la mayoría de los casos, coexiste una combinación de neuropatía periférica y enfermedad vascular periférica.
Aunque la diabetes es la causa más común de amputación no originada por un traumatismo, ésta no debería considerarse como una consecuencia inevitable de la diabetes. Muchos casos se pueden prevenir mediante la detección precoz y el tratamiento rápido y adecuado por parte de un equipo multidisciplinar preparado.
hay varios factores de riesgo que hacen que una persona sea más propensa a desarrollar neuropatía autonómica.
Cuanto peor sea el control glucémico, y mayor la duración de la diabetes, mayor será el riesgo de desarrollar problemas del pie.
Éstos son los dos factores de riesgo más importantes:
• Cuanto mayor sea la persona, mayor será el riesgo.
• Es interesante que, cuanto más alta sea la persona, mayores serán sus probabilidades de desarrollar neuropatía. La explicación parece ser el hecho que las partes más distales del nervio se lesionan antes.
Es importante observar que hay dos síndromes distintos de neuropatía periférica: el doloroso y el indoloro (insensible).
Los síntomas de la neuropatía dolorosa son adormecimiento, quemazón, alfileres y agujas, así como un dolor que puede llegar a ser insoportable, preocupante y difícil de tratar satisfactoriamente. Estos síntomas se producen bilateralmente y tienden a empeorar durante la noche.
La mayoría de personas con neuropatía, sin embargo, no experimenta ningún síntoma, a pesar de estar considerablemente enfermas. Estas personas tienen más probabilidades de desarrollar problemas, porque no son conscientes de sus pies, al haber perdido la sensación de dolor.
Sin embargo, en el pie insensible, la sensación de dolor está ausente. Esto produce una importante cantidad de daños; las personas ignoran por completo lo que sucede hasta que notan sangre o inflamación.
Además de afectar a los nervios sensoriales, la neuropatía periférica afecta a los nervios motores del pie.
Esto provoca debilidad en los músculos intrínsecos del pie, generando contracción muscular y dedos en garra.
Cuando se produce un aumento de la presión y aparecen molestias, las personas con sensibilidad normal cambian su forma de andar.
Las personas con neuropatía no sienten dolor y siguen caminando de la misma manera.
Esto genera una acumulación de callos en la zona de máxima presión. Con el tiempo, estos callos duros y localizados pueden hacer que el tejido subyacente se rompa y se formen úlceras.
Como medida preventiva, deberían eliminarse todos los callos.
Es especialmente importante observar que los callos sangrantes son síntoma de una posible ulceración y deberían eliminarse de inmediato.
Cuando la neuropatía periférica es importante, va acompañada de lesiones del sistema nervioso autonómico.
Normalmente, los pies sudan, manteniendo la piel hidratada y flexible. En la neuropatía autonómica, las personas pierden su capacidad de sudar, la piel se seca y se agrieta.
Estas grietas suelen servir de puerta a las infecciones.
La artropatía de Charcot es una afección que está asociada con la neuropatía periférica terminal.
Mientras que la patogénesis de esta afección sigue bajo debate, una explicación razonable es que con la aparición de la neuropatía autonómica se produce un “cortocircuito” (anastosmosis) entre las arterias y las venas.
Esto genera un aumento del flujo sanguíneo hacia el pie, de ahí el término “pie neuropático caliente”. Este aumento del flujo sanguíneo provoca la desmineralización de los huesos, lo que los vuelve blandos y débiles.
Las personas sin sensibilidad pueden lesionarse fácilmente estos huesos debilitados, generando dislocaciones y/o fracturas.
Las personas no sienten dolor y siguen caminando sobre el pie lesionado, haciendo que la arquitectura ósea del pie colapse.
Esta afección suele diagnosticarse erróneamente como gota, artritis séptica u osteomielitis. Una buena regla es que, si la persona tiene el pie hinchado y caliente unilateralmente, sin un portal obvio para las infecciones, deberemos plantearnos la posibilidad de que sea artropatía de Charcot.
El objetivo del tratamiento es contener la deformación del pie de modo que la persona pueda llevar calzado normal. Por lo tanto, si encuentra a una persona con el pie hinchado y caliente unilateralmente y se han excluido otras causas como gota, artritis séptica o infección, la persona debería dejar de cargar peso sobre el pie.
Esto exige que el pie se coloque dentro de una férula de contacto total, que podría ser necesario mantener en su sitio (con varios cambios para adaptarse a la reducción de la hinchazón) durante muchos meses.
Si se detectan y se tratan a tiempo, gran parte de las deformidades observadas en el pie de Charcot crónico se pueden reducir. Si, sin embargo, el pie está bastante deforme, a veces se puede realizar una cirugía ortopédica para reducir la prominencia de los huesos, que es una fuente de gran presión y genera ulceraciones.
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