14 de marzo de 2011 | Michael O'Riordan
(Artículo original en inglés, heartwire; 28 feb 2011) Londres, Reino Unido — Hay además otro motivo para mantenerse alejado de los refrescos, los jugos de fruta endulzados y las bebidas deportivas con alto contenido de azúcar: un nuevo estudio ha demostrado que existe una interrelación directa entre la ingesta de glucosa y fructosa y los incrementos de la presión arterial y que estas bebidas endulzadas con azúcar conllevan incrementos importantes de la presión arterial sistólica y diastólica [1].
Los investigadores informan que cada bebida que se consume conlleva un incremento de 1,1 mm Hg en la presión sistólica y un incremento de 0,4 mm Hg en la presión diastólica después del ajuste con respecto a peso y estatura.
El investigador principal Dr. Ian Brown (Imperial College London, Reino Unido) dijo a heartwire: «Las bebidas endulzadas con azúcar se han vinculado a un incremento de la presión arterial, obesidad, diabetes de tipo 2 y riesgo de cardiopatía, y esto es un indicio más de que si las personas quieren consumir estas bebidas debieran hacerlo con moderación». «Además, uno de nuestros hallazgos interesantes fue que la relación entre el consumo de bebidas endulzadas con azúcar y la presión arterial fue más intensa en personas que consumen más sodio. Recordemos que la sal afecta desfavorablemente a la presión arterial, pero lo que estamos descubriendo es que si se consume más sodio, al parecer, o por lo menos en este estudio, se intensifican los efectos de estas bebidas endulzadas con azúcar».
El estudio INTERMAP
El estudio, publicado el 28 de febrero de 2011 en la versión en línea de Hypertension es un análisis de pacientes incluidos en el International Study of Macro/Micronutrients and Blood Pressure (INTERMAP -Estudio Internacional de Macronutrimentos y Micronutrimentos y la Presión Arterial-). En el estudio, los investigadores evaluaron el consumo de bebidas endulzadas con azúcar, glúcidos y bebidas dietéticas en 2696 personas sanas de 40 a 59 años de edad en Estados Unidos y en el Reino Unido. En el curso de cuatro días, los participantes registraban lo que bebían y comían y se les tomaban dos muestras de orina de 24 horas y ocho registros de la presión arterial, y también respondían a preguntas en torno a su estilo de vida y antecedentes personales patológicos.
La media de la presión arterial sistólica y diastólica fue 119/73 mm Hg en los participantes estadounidenses y 120/77mm Hg en los participantes del Reino Unido. En promedio, los residentes estadounidenses bebían más bebidas endulzadas con azúcar y dietéticas que los del Reino Unido, de manera que los estadounidenses consumían casi una ración completa al día en comparación con 0,2 raciones al día en el Reino Unido.
En un análisis de regresión múltiple lineal, hubo una interrelación directa con la presión arterial sistólica y la diastólica. En un modelo en el que se realizó el ajuste con respecto a la ingesta de energía, el sodio urinario, el potasio, el alcohol ingerido con los alimentos, el colesterol y la ingesta de ácidos grasos, el consumo de una bebida endulzada con azúcar se relacionó con un incremento de la presión arterial sistólica de 1,6 mm Hg y un incremento de la presión arterial diastólica de 0,8 mm Hg, ajustados a 1,1/0,4 mm Hg cuando se incorporaban la talla y el peso corporal en el modelo. Por otra parte, la ingesta de bebidas de dieta tuvo una relación inversa con las cifras de presión arterial.
El Dr. Brown dijo: «Imagínense, probablemente hay personas que están consumiendo dos o tres latas de refresco al día». «Es posible que su presión arterial pudiera estar más alta en varios mm Hg, y como lo sabemos, puede ser difícil incluso con el tratamiento mediante múltiples fármacos disminuir la presión arterial de un individuo en más de 10 mm Hg».
La American Heart Association (AHA) ha publicado las recomendaciones para la ingesta alimentaria máxima de «glúcidos añadidos», como los que contienen refrescos y bebidas afrutadas. Estos límites superiores varían según género sexual, edad, hígado y grado de actividad, pero la AHA las ubica en 140 kcal para la mayoría de los hombres estadounidenses y 100 kcal para la mayoría de las mujeres estadounidenses. Sin embargo, como lo hizo notar el Dr. Brown, quienes tomaban las bebidas azucaradas en el estudio INTERMAP consumían aproximadamente 400 kcal más que los que no las tomaban y estas personas también tenían un índice de masa corporal (IMC) más elevado.
Interacción con el sodio
Los investigadores también observaron una interrelación directa con el consumo de glucosa y fructosa y la presión arterial así como una interacción potente con glucosa, fructosa y sodio. En un análisis estratificado se observaron diferencias relacionadas con la fructosa y la glucosa en la presión arterial sólo en los participantes que tenían valores más altos de excreción urinaria de sodio. Por ejemplo, en las personas con una excreción urinaria de sodio en 24 horas por arriba de la mediana, un incremento del consumo de fructosa (dos desviaciones estándar) se relacionó con un incremento de 2,5/1,7 mm Hg en la presión sistólica y diastólica después del ajuste con respecto a la talla y el peso corporal.
Ahora mismo los investigadores no están seguros de cuál es el mecanismo fundamental del incremento de la presión arterial que producen las bebidas endulzadas con azúcar. Sin embargo, sospechan que las bebidas incrementan las concentraciones séricas de ácido úrico y esto a su vez inhibe el óxido nítrico en la sangre, reduciendo de esta manera la vasodilatación. Aunque los mecanismos podrían todavía no estar claros, el Dr. Brown dijo que los datos constituyen más evidencia científica que los médicos pueden utilizar para comunicar a sus pacientes la importancia de seguir una dieta saludable.
El Dr. Brown dijo a heartwire: « Según mi punto de vista, es una intervención nutricional adicional con que contamos en nuestro arsenal». «El estudio DASH demostró que si consumen una alimentación rica en verduras, carnes magras, productos lácteos con escaso contenido de materias grasas y sin azúcar añadido, y además disminuyen el consumo de sodio, las personas hipertensas pueden reducir su presión arterial en 8 a 10 mm Hg, lo cual tiene la misma eficacia que los tratamientos con múltiples fármacos. Esta es otra herramienta que nos ayuda a reducir las cifras de presión arterial al nivel de la población.
Referencia
- Brown IJ, Stamler J, Van Horn L, et al. Sugar-sweetened beverage, sugar intake of individuals and their blood pressure: INTERMAP study. Hypertension 2011; disponible en: http://hyper.ahajournals.org.
No hay comentarios:
Publicar un comentario