Diabetes Voice.
Mayo 2009 Volumen 54 Número especial
La mayoría de los países desarrollados y un número creciente de países de ingresos medios y bajos han sido testigos de un incremento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad, una tendencia que va en aumento. La obesidad representa un importante problema de salud pública para las mujeres, debido a que va asociada a un aumento de la insensibilidad a la insulina con implicaciones negativas para la salud reproductiva, como el síndrome del ovario poliquístico y la infertilidad, el aumento del riesgo obstétrico, la diabetes gestacional, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
Mantener un peso saludable a lo largo de las distintas etapas de la vida conlleva una serie de desafíos para muchas mujeres. Incluso estando dentro del intervalo de peso saludable, el aumento de peso incrementa los riesgos para la salud de la mujer. Catherine Lombard y Helena Teede nos hablan sobre algunos aspectos clave relacionados con el estilo de vida y describen enfoques eficaces para la prevención precoz y el control del aumento de peso.
Prevenir el aumento de peso es tan relevante para las mujeres que están dentro del intervalo de peso sano como para las que tienen sobrepeso o son obesas. Ninguna asociación a ningún factor de riesgo o enfermedad es más fuerte que el vínculo existente entre obesidad y diabetes tipo 2. Aunque los índices de obesidad y diabetes varían entre las áreas rurales y las urbanas, entre comunidades prósperas o pobres, y entre grupos étnicos, ningún grupo de población es inmune. Sin embargo, el género es un factor importante entre los riesgos asociados a la obesidad y el sobrepeso: el riesgo de diabetes tipo 2 se multiplica por cuatro en varones con sobrepeso, mientras que las mujeres con sobrepeso corren un riesgo 14 veces mayor. Las adolescentes y las jóvenes adultas nos preocupan especialmente, debido a lo extendido del rápido aumento de peso en estas etapas de la vida.
Prevenir el aumento de peso y mantener un peso saludable es potencialmente más fácil, menos caro y más eficaz que controlar la obesidad una vez establecida. Para el tratamiento de la obesidad se necesita una atención y un apoyo complejos, permanentes y multidisciplinares. Por el contrario, muchas personas pueden conseguir prevenir eficazmente el aumento excesivo de peso con un pequeño ajuste en el equilibrio energético. Por lo tanto, defendemos enérgicamente un mayor enfoque en la prevención del aumento excesivo de peso a lo largo de toda la vida.
Cambio de hábitos
La falta de actividad física y el consumo excesivo de energía van estrechamente vinculados al aumento de peso. El aumento de la densidad energética de las dietas populares, en donde los alimentos procesados, la comida entre horas y las bebidas azucaradas prevalecen a expensas de la fruta fresca y la verdura, juega un papel fundamental en el aumento general de peso en poblaciones de todo el mundo. Mientras tanto, la expansión de la vida sedentaria ha afectado a sociedades de todo el mundo. El enorme aumento de la propiedad privada de vehículos motorizados (automóviles, motocicletas) y una planificación urbana que no ha tenido en cuenta a los peatones ni a las bicicletas son los factores principales de la reciente y drástica reducción de las actividades a pie de la población. El reemplazo de las actividades agrícolas o industriales por el empleo sedentario en el sector servicios, y la aparición de la televisión y los ordenadores como actividades de ocio más populares han reducido aún más los niveles de actividad física en todo el mundo.
Las encuestas de población indican que no sólo las mujeres son más sedentarias que los varones, sino que sus índices de actividad física durante el tiempo libre van descendiendo según se producen eventos importantes en su vida, como, por ejemplo, el nacimiento de sus hijos o el empleo a jornada completa. También existen diferencias de género en la ingesta dietética y en la fisiología del aumento de peso.
“ La diabetes gestacional se ha duplicado con creces en años recientes, en paralelo a la epidemia mundial de obesidad.”
¿Quién está aumentando de peso?
En muchos países desarrollados, las mujeres adultas aumentan de peso por término medio a un ritmo de entre 0,5 kg y 0,7 kg al año, es decir, de 5 kg a 7 kg en una década. A lo largo de varias décadas, este aumento de peso anual relativamente pequeño probablemente apartará a las mujeres del intervalo de peso sano para llevarlas a la categoría de sobrepeso u obesidad.
Además, se dan diferencias según origen étnico, tanto en la grasa corporal total como en la distribución de la misma; las mujeres de ciertos grupos étnicos parecen tener una especial tendencia a desarrollar obesidad central, lo cual aumenta el riesgo de trastornos metabólicos.
Embarazo
Durante la gestación, muchas mujeres ganan más peso del recomendado, aumentando así el riesgo de complicaciones durante el embarazo, como diabetes gestacional, que hoy día se ha convertido en un importante problema de salud pública. La diabetes gestacional está estrechamente relacionada con la obesidad y su prevalencia se ha duplicado con creces en años recientes, en paralelo con la epidemia mundial de obesidad. Además, la diabetes gestacional va estrechamente asociada a un aumento del riesgo de diabetes tipo 2 en madres durante los años que siguen al parto: hasta un 60% desarrolla la afección en menos de 4 años tras el parto, y hasta un 70% antes de 10 años.
Parto
Las mujeres en edad reproductiva son una diana importante para la prevención del aumento excesivo de peso. En este grupo, el aumento medio de peso ronda los 0,7 kg al año. Además, las mujeres con niños pequeños podrían correr un mayor riesgo debido a la falta de oportunidades de participar a diario en actividades físicas.1 Además, las mujeres con niños pequeños son un grupo clave, debido a su fuerte influencia sobre las conductas relacionadas con el estilo de vida de los miembros de su familia.
“ Las mujeres son más sedentarias según van produciéndose eventos importantes en su vida. "
Aumento de peso durante la mediana edad
Se ha documentado que el aumento de peso en el momento de transición desde la pre a la post menopausia ronda los 0,5 kg al año. No está claro si la menopausia en sí misma causa el aumento de peso o si éste viene provocado por otros cambios del estilo de vida, concretamente la reducción de la actividad física. Es especialmente preocupante el aumento de la grasa abdominal durante este período, que genera un incremento del perímetro de cintura y del riesgo asociado de enfermedad cardiovascular.
Prevención
El aumento anual de peso anteriormente descrito se ha calculado en base a una ingesta diaria de tan sólo 10 kcal.2 Sin embargo, prevenir eficazmente el aumento de peso es más complejo de lo que podría parecer. Muchas mujeres de entre 18 y 40 años de edad, dentro del intervalo de peso sano, no experimentan de inmediato las consecuencias negativas para su salud de su pequeño aumento de peso anual y, por lo tanto, no perciben que el control de peso sea una prioridad.
“ Hasta un 60% de las mujeres llega a tener sobrepeso u obesidad en algún momento.”
Sin embargo, las encuestas de población indican que hasta el 60% de las mujeres en algún momento llega a tener sobrepeso u obesidad, lo cual contribuye de manera notable al deterioro de los niveles generales de salud. Con el fin de evitar una carga sanitaria potencialmente desastrosa, los esfuerzos preventivos deberían centrarse en todas las mujeres.
¿Qué se puede hacer?
Nuestra organización ha estado trabajando a varios niveles: concienciación nacional y educación, implicación de las partes interesadas, cambio de políticas, así como el desarrollo de intervenciones
que respalden el cambio de hábitos y prevengan el aumento excesivo de peso. En un ensayo controlado al azar, hemos demostrado la eficacia de la prevención del aumento de peso en mujeres a nivel de comunidad mediante una sencilla estrategia de autocontrol que respalda el cambio conductual, y que consiste en transmitir mensajes claros para el cambio de alimentación y de actividad física, mediante unas pocas sesiones interactivas breves sobre autocontrol y un seguimiento mediante apoyo telefónico.3 Dichos mensajes incluyen recomendaciones como comer dos raciones de fruta y cinco de verdura al día, reducir la ingesta de grasas saturadas, llevar un horario regular de comidas y, entre horas, sustituir los alimentos procesados por fruta y verdura. Se pidió a las participantes que caminasen con regularidad y que automonitorizasen su peso. Para que el cambio conductual que se esperaba conseguir en relación a su dieta y su actividad física fuese sostenible a largo plazo, éste tenía que formar parte de la vida diaria. Por lo tanto, las mujeres aprendieron técnicas de cambio conductual para mejorar su autocontrol diario, como la resolución de problemas, la definición de objetivos, la prevención de recaídas y el desarrollo de expectativas realistas. Se estimuló el apoyo social mediante paseos con amigos.
“ Una modesta pérdida de peso es suficiente para mejorar la salud reproductiva a pesar del sobrepeso o la obesidad.”
La participación en los ejercicios de resolución de problemas y establecimiento de objetivos ayudó a las mujeres a reconocer patrones en el comportamiento diario que actúan como obstáculos a la hora de consumir una dieta sana y ser físicamente activo. Otros factores ayudaron a incrementar el éxito de este programa, como: involucrar a la comunidad local, desarrollar el apoyo social local existente a la actividad física y la comida sana, resolver los obstáculos que dificultan la participación de las mujeres mediante el uso tanto de la satisfacción personal como de recordatorios telefónicos como forma de apoyo motivacional. Finalmente, los cambios de estilo de vida sostenidos a largo plazo tienen una enorme probabilidad de ser eficaces cuando se avanza a base de pasos pequeños y fáciles de conseguir. Éstos podrían incluir comer porciones del tamaño apropiado, mantener unos patrones de alimentación regulares, reemplazar los aperitivos ricos en grasa y azúcar por fruta y verdura, realizar 10 minutos extra de actividad moderada al día. Es importante observar que una modesta pérdida de peso (de entre un 5% y un 10%) es suficiente tanto para mejorar la salud reproductiva de la mujer como para reducir el riesgo metabólico, a pesar de que sigan teniendo sobrepeso u obesidad.
Tan sólo 30 minutos de paseo ligero al día aportarán beneficios inmediatos para la salud. De hecho, se ha demostrado que la actividad física, incluso sin pérdida de peso, mejora la salud y el bienestar psicosocial.
Por lo general, está aceptado que las dietas fad o excesivamente estrictas no son eficaces en la prevención de enfermedades a largo plazo. En mujeres con diabetes, se necesitan ajustes dietéticos específicos y personalizados, introducidos con la ayuda de un profesional sanitario. Las mujeres con mucho sobrepeso podrían verse beneficiadas de programas intensivos que les proporcionen contacto personal y el asesoramiento personalizado de un proveedor sanitario.
Resumen
Hay pruebas abrumadoras de que la aparición de diabetes tipo 2 se puede retrasar notablemente o prevenir. Para prevenir el aumento excesivo de peso es necesario identificar e intervenir a tiempo en los momentos de la vida de la mujer en los que podría correr un mayor riesgo. Llevar a cabo cambios pequeños y a la vez consistentes en la actividad física y las conductas alimentarias es fácil de conseguir, pero se debe facilitar la tarea mediante el aumento de la concienciación y campañas educativas, el cambio medioambiental, la mejora de las técnicas individuales y el apoyo multidisciplinar.
Hay pruebas abrumadoras de que la aparición de diabetes tipo 2 se puede retrasar notablemente o prevenir. Para prevenir el aumento excesivo de peso es necesario identificar e intervenir a tiempo en los momentos de la vida de la mujer en los que podría correr un mayor riesgo. Llevar a cabo cambios pequeños y a la vez consistentes en la actividad física y las conductas alimentarias es fácil de conseguir, pero se debe facilitar la tarea mediante el aumento de la concienciación y campañas educativas, el cambio medioambiental, la mejora de las técnicas individuales y el apoyo multidisciplinar.
Catherine Lombard y Helena Teede
Catherine Lombard es investigadora académica del Centro Médico Monash, en Melbourne (Australia).
Helena Teede es directora del Grupo de Investigación Jean Hailes, Coordinadora de Diabetes del área sanitaria del Sur del Centro Médico Monash, en Melbourne (Australia).
Bibliografía
1 Brown W, Trost S. Life transitions and changing physical activity patterns in young women. Am J Prev Med 2003; 25: 140-3.
2 Hill JO. Understanding and Addressing the Epidemic of Obesity: An Energy Balance Perspective. Endocr Rev 2006; 27: 750-61.
3 Lombard C, Deeks A, Jolley D, Teede HJ. Preventing weight gain: the baseline weight related behaviors and delivery of a randomized controlled intervention in community based women. BMC Public Health 2009; 9: 2.
4 Gill TP. Key issues in the prevention of obesity. Br Med Bull 1997; 53: 359-88.
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