Incluir vitamina E en la dieta de pacientes con esteatohepatitis no alcohólica (asociada al hígado graso, la diabetes tipo 2 y la obesidad) mejora el daño hepático y evita la aparición de fibrosis en el hígado en un 43 por ciento de los casos, según afirman los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Virginia (Estados Unidos) presentado en la 60 Reunión Anual de la Asociación Americana de Estudio sobre Enfermedades del Hígado, que se celebra estos días en Boston.
Se calcula que entre el 3 y el 4 por ciento de los estadounidenses padece hígado graso asociado a la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). Esta patología, que todavía no tiene tratamiento específico, provoca una inflamación del hígado que deriva en cirrosis en un 20 por ciento de los casos.
En este sentido, la investigación de la Universidad de Virginia ha analizado la reacción de 247 pacientes con esta enfermedad ante el tratamiento con vitamina E, pioglitazona (comercializada como ‘Actos’ por Takeda para la diabetes tipo 2), y placebo.
El resultado fue que un 43 por ciento de los pacientes que incluyeron vitamina E en su dieta mejoraron su inflamación hepática o frenaron su progresión, frente al 34 por ciento registrado con pioglitazona y el 19 por ciento del grupo placebo.
Según explicó la investigadora principal del estudio, Arun Sanyal, el tratamiento de la EHNA con vitamina E ya había demostrado buenos resultados en estudios anteriores, pero este es la primera investigación a gran escala que confirma los beneficios de esta vitamina.
Por otra parte, Sanyal señaló que "en el estudio se utilizó una vitamina E específica" no presente en los alimentos naturales. No obstante, "es un tipo de vitamina accesible, barata y que no causa efectos secundarios en los pacientes", aseguró.
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